Cada vez son más los trabajadores que retoman el trabajo en oficinas y, durante la transición, los formatos de trabajo híbrido son la tendencia imperante del momento. Incorporar opciones de trabajo remoto de manera permanente en la gestión de las organizaciones se vuelve una alternativa más que prudente y productiva para las empresas.
Asimismo, esto se alinea perfectamente con los deseos y expectativas de los trabajadores. Una vez realizada la experiencia del teletrabajo, no son pocos los trabajadores que comienzan a valorar la flexibilidad como un factor relevante.
De todas formas, imponer un nuevo formato de trabajo implica el desarrollo de nuevas habilidades en los colaboradores. Es un hecho que algunas cosas son bastante más complicadas si no estamos compartiendo un espacio físico, como la comunicación interpersonal, la resolución de conflictos, intercambio de ideas o, incluso, las conversaciones y negociaciones difíciles.
Estas nuevas habilidades son las competencias blandas que los equipos deben desarrollar para desenvolverse con éxito en este nuevo esquema de trabajo híbrido.
1. Adaptación a los cambios y flexibilidad
Vivimos inmersos en un entorno global en que los cambios y la incertidumbre respecto a lo que depara nuestro futuro son constantes. Por ende, la capacidad de adaptarnos a nuevas situaciones, imprevistos y otro tipo de cambios son un factor clave para el desenvolvimiento en esquemas de trabajo híbridos.
La flexibilidad va de la mano con la capacidad de integrarse armoniosamente en distintos equipos de trabajo y proyectos que por definición son heterogéneos, diversos, multigeneracionales y multiculturales.
2. Inteligencia emocional
Aquí llegamos a uno de los factores clave cuando uno no puede estar cara a cara con alguien. La inteligencia emocional es una habilidad que todos podemos desarrollar con paciencia, dedicación y práctica.
Cuando nos enfrentamos a una charla virtual, debemos prestar mucha atención a nuestro tono, explicar el contexto y generar conciencia de cómo nos estamos comunicando.
Es ley: los mensajes de texto y correos electrónicos suelen ser malinterpretados y esto se debe a que el contexto y la manera en que comunicamos algo, son tan importantes como lo que decimos en sí mismo.
La inteligencia emocional es un factor muy importante para comprender cómo nuestras acciones, emociones y comportamientos pueden afectar a los demás. Si logramos aprender a comprender nuestras emociones y las de los demás, corremos menos riesgos de actuar de maneras irracionales que repercuten en el equipo.
También es vital adquirir una mayor conciencia social en la gestión de las relaciones. Por ejemplo, la empatía es un aliado fundamental durante las conversaciones difíciles, ya que nos permite ponernos en el lugar de la otra persona.
3. Influencia social y liderazgo
Un líder exitoso trasciende cualquier cargo o jerarquía. El camino para ser un gran líder es único y personal, pero tiene muchísimo que ver con el desarrollo de las fortalezas centrales, como conocer al pie de la letra las propias debilidades.
El liderazgo y la capacidad de influir sobre los demás son resultado de tener un profundo entendimiento de cómo funcionan las personas.
La pandemia ha demostrado que desarrollar una cultura de liderazgo basada en la capacidad de escucha y empatía, poniendo en primer lugar a las personas es vital para las organizaciones.
4. Iniciativa y proactividad
La tecnología avanza y muchas empresas corren riesgo de volverse obsoletas o irrelevantes durante la transformación digital, de manera mucho más rápida que en el pasado.
El mantenimiento del status quo y la inercia son caminos que llevan hacia la zona de confort, pero son extremadamente peligrosos en un entorno que es cada vez más competitivo y desafiante. Hoy en día, las organizaciones necesitan equipos que puedan tomar la iniciativa y pensar de forma creativa dentro de su ámbito de acción.
Se necesitan intraemprendedores y líderes con espíritu emprendedor.
El mercado laboral se vuelca cada vez más hacia los perfiles con estas cualidades, ya que un colaborador con mentalidad emprendedora, busca superarse constantemente, no teme a los riesgos y posee confianza en sí mismo, así como en su capacidad de romper con la inercia y buscar caminos alternativos.
Buscar cualidades de líder en sus colaboradores es fundamental para las organizaciones que buscan innovar.