Que el mundo del trabajo está en medio de grandes cambios no es una novedad. Que esos cambios suceden en medio de un contexto volátil y de mucha incertidumbre tampoco. Pero sí existe un componente nuevo: el empoderamiento de la fuerza laboral.

Este empoderamiento tiene que ver con el cambio de prioridades y la reconsideración de lo que las personas quieren de sus vidas y sus carreras que ha forzado el paso de la pandemia. Hoy los trabajadores están poniendo su realización personal en primer lugar y eso impulsa una mayor disposición al cambio, que tiene un denominador común: la búsqueda de un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal con el objetivo de lograr una mejora en la calidad de vida.

Esos grandes cambios en lo que refiere a lo que buscan y esperan las personas del trabajo se está viendo claramente en todo el mundo. Se expresa por ejemplo en el fenómeno de la gran renuncia o la renuncia silenciosa que se vio en EE. UU.

En la Argentina, esto se tradujo en una mayor rotación laboral, en las decisiones de cambio de estilo de vida. Como por ejemplo, cumplir el sueño de trabajar desde la playa, lanzarse a encarar un proyecto propio, animarse a regresar al pueblo natal gracias a la posibilidad del trabajo remoto, concretar el viejo plan de mudarse al sur, o, simplemente, cambiar de empleador con el objetivo de ganar flexibilidad, bienestar y un mayor equilibrio entre la vida profesional y personal.

Podemos decir que en la post pandemia el concepto de realización personal y la felicidad vino a instalarse con mucha más fuerza.

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Por otro lado, convivimos con una creciente brecha de habilidades, que además tiende a ampliarse a una velocidad cada vez mayor, generando escasez de talento, producto de la digitalización y el avance de tecnologías disruptivas, como la IA, que hacen que la vida útil de los conocimientos y las habilidades laborales sea cada vez más corta.

Eso nos lleva a la necesidad de generar un upskilling y reskilling de la fuerza laboral, porque la única certeza en este océano de incertidumbre es que los trabajos del futuro no serán los mismos de hoy, y eso nos interpela a todos.

Frente a este fenómeno, aparece el nuevo paradigma de la educación: el aprendizaje permanente y a cualquier edad. Algo que en algún momento fue una moda, hoy es una necesidad imperiosa frente hoy es una necesidad imperiosa frente al desafío de la trasformación digital en el mundo del trabajo, porque es el único camino posible para adquirir las competencias y las habilidades que demandará el mercado.

Por eso también estamos viendo que frente a este escenario las empresas tienen cada vez una participación mayor como formadores para suplir al sistema educativo tradicional que parecieran alejarse cada vez más de las necesidades del mercado laboral.

En el mismo sentido, frente a un mundo cada vez más interconectado, donde la mayoría de los proyectos se llevan adelante en equipo, con colegas de diferentes áreas, proveedores y consultores externos, incluso con personas de otros países, las competencias blandas se han vuelto cada vez más importantes en el ámbito laboral. Al punto que la gran mayoría de los empleadores las consideran hoy indispensables.

Estos factores, entre otros, se llevaron puestas las estructuras tradicionales, en las que la jerarquía definía un modelo de organización verticalista, y dieron paso a formatos más modernos e innovadores, con estructuras matriciales y más chatas. Desde la consolidación de nuevos estilos de gestión, hasta el impacto de la digitalización y la impronta que trajeron las nuevas generaciones al mundo del trabajo, pasando por la menor presencialidad en los espacios de trabajo y el auge del trabajo colaborativo, todos son factores que individual y colectivamente plantean grandes desafíos a las áreas de RRHH.

Hoy las áreas de Capital Humanos deben ser el habilitador del desarrollo del potencial para poder tener líderes enfocados en las personas, capaces de motivar, inspirar y guiar a sus equipos. Con mucha empatía y más escucha, porque definitivamente en entornos laborales con una fuerza laboral empoderada y en los que bienestar es un factor relevante, necesitamos desarrollar liderazgos más humanos.

Columna de Opinión publicada en la sección de Economía de la edición del 4 de noviembre de 2023 de Clarín

sobre el autor/a
Andrea Ávila
Andrea Ávila

Andrea Ávila

CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay

Con más de 30 años en la industria de los recursos humanos, Andrea Ávila es actualmente CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay. Con más de 4,900 oficinas en 39 países y más de 660.000 personas empleadas por día, Randstad es la empresa líder a nivel mundial en servicios de RRHH.

Andrea es abogada por la Universidad Católica Argentina y Magíster en asesoramiento jurídico de empresas por la Universidad Austral. Recientemente cursó el Programa Ejecutivo en Alta Dirección Empresarial de Columbia Business School Executive Education

Como parte de su liderazgo empresarial, Andrea participa activamente en iniciativas en el campo social y actividades relacionadas con la sostenibilidad corporativa y la equidad de género en el ámbito laboral. Entre ellas, se destaca su rol como Presidente de la Mesa Directiva de la Red Argentina del Pacto Global de Naciones Unidas en 2021 y 2022. Además es miembro del Consejo Directivo de la Cámara de Agencias Privadas de Empleo (CAPE), integrante del board de Endeavor Rosario y miembro del Advisory Board del Centro de Estudios en Sustentabilidad e Innovación Social de la Universidad Austral.